
Las mil y una tardes
Cuenta la leyenda, que, para sobrevivir, Sherezade le narra al sultán un cuento diferente cada noche dejando siempre el final para la siguiente sesión; y así como ella mantuvo al sultán entretenido en miles de historias, me siento cada que vez saco de su caja un nuevo juego, que contemplo cada ilustración de las cartas o el tablero, cada que tomo entre mis manos las miniaturas o meeples, mi cerebro empieza a recrear todo un universo alrededor de esos componentes.
Así, un día puedo pasar de ser un simple y pobre granjero que busca construir la parcela más productiva luego de que la plaga haya diezmado a la humanidad durante la época medieval, a ser el más ágil y competitivo atleta de M.E.C.H.S. en del año 3.030. También, puedo ser un enano explorador que se adentra en lo más profundo del castillo de la dragona para robar sus tesoros y escapar antes de que nos encuentre; o ser un experimentado maestro cervecero que busca producir la más fina cerveza que el mundo jamás ha visto.
De esta forma, con sólo una caja llena de cartones, madera y plástico podemos vivir mil y una historias diferentes, cuyo límite es sólo uno... ¡nuestra imaginación! Y sí, es posible que muchos de nosotros vivamos diariamente el encasillamiento de ser infantiles por emocionarnos por estas cosas, pero, déjenme decirles, queridos amigos, que no hay nada mejor que vivir una aventura diferente y salirnos de la monotonía del mundo moderno. Mientras muchos pasan sus fines de semanas entre rumba, alcohol y otras cosas; nosotros vivimos aventuras maravillosas, compartimos y nos reímos con amigos, esperando que nunca llegue de nuevo la hora de volver a guardar las figuritas en su casa de cartón.